Definición de Superdotación | Jeanne Siaud-Facchin
Jeanne Siaud-Facchin psicóloga clínica y psicoterapeuta francesa.
Se les llama ‘superdotados/as’, pero la etiqueta no es exacta. Son muy inteligentes, pero además son muy sensibles, son personas especiales. No son triunfadores porque son demasiado listos/as para ello. Perciben y comprenden mucho antes que los demás, pero son demasiado altruistas y generosos/as como para beneficiarse.
Jeanne explora un fenómeno que permanece oculto, el sufrimiento real y vívido que puede causar un exceso de inteligencia, los problemas de acoplamiento e identidad de esos raros seres anclados permanentemente fuera de lugar.
La mayor parte de las personas adultas en esta circunstancia, lo ignoran, nunca se han sometido a pruebas específicas y han construido con el tiempo corazas defensivas basadas en sobrevivir obviando la diferencia.
Casi nada en la vida se da en estado puro, y esta forma de ser, tampoco. Se puede tener muchas de sus características sin estar precisamente ubicado en los parámetros que han ido creándose para distinguirlos. Se trataría de una aptitud innata para la actividad intelectual que no puede ser adquirida por el esfuerzo personal. Hay personas con uno o más talentos (es decir, que sobresalen en uno o más de los posibles tipos de inteligencia), y personas superdotadas, que sobresalen en general en todos los tipos de inteligencia (polimatía), y presentan además una alta creatividad y varios rasgos de personalidad característicos.
Las personas superdotadas están más sujetas que la media a episodios depresivos, cóleras, contrariedades y sufrimientos varios porque se sienten una y otra vez, ¡sistemáticamente!, incomprendidos. No todos los superdotados son políglotas, campeones de ajedrez, investigadores de la NASA o virtuosos del piano. La mayor parte están colocados en posiciones aparentemente corrientes porque no han querido ni podido hacer uso de sus atributos excepcionales. Atributos que la sociedad desperdicia sino desprecia, cualidades que despiertan la envidia y la hostilidad de la masa.
No tener en cuenta las particularidades funcionales del superdotado/a en estas dos vertientes —la intelectual y la afectiva—, equivale a desatender a una parte de la población amparándose en ideologías anticuadas y en desconsideraciones. Ser superdotado/a no es una bendición de los dioses ni un don privilegiado ni un envidiable exceso de inteligencia. Se trata de una personalidad singular con múltiples recursos intelectuales y afectivos cuyo potencial solo podrá encuadrarse como una fuerza positiva en el conjunto de la personalidad si y solo si ese potencial es conocido, comprendido y reconocido.
