Carmen Sanz Chacón a la hora de identificarlos dice lo que sí es general es que son niños y niñas diferentes, más maduros/as que el resto de su edad, que plantean preguntas que a veces desconciertan a los padres. Si son superdotados/as su madurez intelectual es superior a los niños y niñas de su edad, hasta el punto de que a los 4 años pueden hablar como un/a niño/a de 5 años, y a los 8 hablan y se comportan como niños/as de 10 años, pero tampoco en todos los aspectos, porque aunque razonen como más maduros/as, en algunos aspectos pueden ser más ingenuos/as que los niños/as de su edad.
También vemos habitualmente que son más sensibles y más abstraídos de lo normal, lo que les convierte en despistados. Son también más exigentes consigo mismos y con los demás, incluso a veces hasta un poco cuadriculados e intolerantes. Y necesitan tener la mente siempre ocupada, por lo que nosotros hablamos de hiperactividad mental. Es habitual también que sufran un nivel de estrés superior a lo normal, lo que genera muy frecuentemente enfermedades típicas entre los superdotados como el insomnio, la dermatitis, problemas de estómago, asma, alergias, etc…. muy relacionadas con el nivel de estrés.
Nosotros por experiencia vemos que los padres habitualmente no se equivocan, comparan con el resto de los/as niños/as de su edad, en el colegio, en el parque y hasta en el propio jardín de infancia y se dan cuenta de que su hijo/a es diferente. En estos casos lo que recomendamos es solicitar una evaluación en un centro especializado. Vale la pena averiguar las capacidades de nuestro hijo/a, tanto si es superdotado como no para poder orientarle adecuadamente, y puede cambiar completamente la vida del niño/a y evitar un montón de problemas a posteriori.
Y más adelante, ya en la adolescencia descubrimos muchos superdotados también cuando empiezan los problemas con los estudios en la ESO. Falta de motivación y desgana.
En los adultos es frecuente que nos lleguen con problemas de relación, con problemas laborales, con baja autoestima, con falta de saber qué quieren hacer en la vida, con depresiones, con problemas de ansiedad, etc… Detrás de muchos de estos problemas nos encontramos a menudo a un superdotado que no ha recibido el apoyo necesario durante su infancia y arrastra todos estos problemas a lo largo de su vida.
Para cada edad existen diferentes tipos de tests. Algunos miden sólo inteligencia lógica, pero los más usados miden además capacidades verbales, capacidad de razonamiento, memoria e incluso velocidad de razonamiento. No se trata únicamente de una prueba concreta, sino de varias pruebas de diferentes capacidades que en conjunto nos dan una medida bastante fiable del cociente intelectual.
Después de varios años trabajando con superdotados hemos observado que en muchos casos compartimos la misma problemática, y hemos ido desarrollando diferentes técnicas para desarrollar sus capacidades. El Método Darwin es el conjunto de las técnicas desarrolladas durante todos estos años trabajando con superdotados, tanto niños como adultos, y su objetivo es ayudarles a desarrollarse emocionalmente, a mejorar su autoestima y su motivación, y por lo tanto que mejoren su bienestar emocional y que aprendan a integrarse en la sociedad. También trabajamos dentro del método técnicas de estudio específicas para superdotados, creatividad y desarrollo de la inteligencia.
Un/a niño/a superdotado/a no es un enfermo como a menudo se nos ha hecho creer a través de los medios de comunicación. Es un/a niño/a con capacidades especiales y con una sensibilidad especial al que tendremos que ayudar un poco más que a un/a niño/a normal, pero que no tiene que dar ningún problema si se le da la educación necesaria y se le apoya en su desarrollo emocional.
Lo que recomendamos es que se informen desde el principio con especialistas en superdotación y que si surgen problemas no duden en consultar a los expertos. Muchos dramas familiares que nos encontramos en consulta no hubieran llegado a ser problemas si hubiésemos actuado antes.
En cuanto a la educación de los niños les aconsejamos que exijan al centro escolar la educación que su hijo necesita, en la mayoría de los casos aceleración de curso. Con esta sencilla medida ya tenemos un gran camino avanzado para evitar problemas de todo tipo en el futuro.
Nos cuenta anécdota el caso de un niño de 12 años que estaba calificado como pre-delincuente y con el que tanto padres como profesores habían tirado la toalla. Llevaba más de dos años de retraso, y se sentía fatal. De hecho fue complicado evaluarle porque se comportaba como un adolescente díscolo y rebelde. Cuando lo evaluamos y descubrimos su superdotación mejoró tanto su autoestima y cambió tanto la actitud de padres y profesores que ahora mismo es un chico integrado y un buen estudiante.
A menudo nos preguntamos cuántos superdotados están siendo tratados como chicos con problemas de conducta, como hiperactivos, o incluso como discapacitados mentales, y cuántos de estos chicos están sufriendo infinitamente porque nadie les comprende y parece que no encajan en el mundo.