Los niños de altas capacidades y los adultos, ven el mundo de una forma diferente debido a la complejidad de su procesamiento cognitivo y su intensidad emocional. La gente con frecuencia les dice “¿Por qué tienes que hacerlo todo tan complicado?, ¿Por qué te lo tomas todo tan en serio? ¿Por qué todo es tan importante para ti?”. Las personas con altas capacidades son “demasiado” de todo: Demasiado sensitivas, demasiado intensas, demasiado resueltos, demasiado honestos, demasiado idealistas, demasiado morales, demasiado perfeccionistas, demasiado para el resto de las personas. Incluso cuando se pasan toda la vida intentando encajar, se siguen sintiendo inadaptados, marcianos, demasiado diferentes. El daño que le hacemos a los niños y adultos de altas capacidades ignorando sus circunstancias es mucho mayor que el daño que podríamos hacerle etiquetándole. Sin una etiqueta que reconozca y explique sus diferencias, ellos generarán las suyas propias “debo estar loco, nadie salvo yo se siente triste por esta injusticia”.
Es el momento de que saquemos las altas capacidades del armario y las separemos definitivamente del concepto de “logro” o “éxito”. Es el momento de que reconozcamos su valor y las alimentemos y desarrollemos en nuestras escuelas y en las familias, en la sociedad en su conjunto.
(Linda Kreger Silverman)